¿Es un fracaso el TLC con EE.UU.?
Osvaldo Corrales Jiménez
El referéndum sobre el TLC fue toda una polémica de parte de los sectores que estaban a favor y los que estaban en contra. Entonces los defensores del TLC adujeron que de su aprobación dependería el desarrollo de Costa Rica, los detractores en cambio sostuvieron que eso implicaría vender nuestra soberanía. Pero lo que menos quisieron entender los propulsores de este TLC, y de cualquier otro tratado, fue que los mismos no garantizan la solución frente a los efectos nocivos, producto de la terrible globalización y la política internacional.
Así pues, en estos momentos los Estados Unidos sufre de una significativa recesión, y el mundo el vaivén de los precios internacionales del petróleo y la carestía de los alimentos, entonces estos factores afectan a los países pobres y el nuestro no escapa a eso.
De todas maneras los principales proyectos están entrabados y son objetos de discrepancias en la Asamblea Legislativa, y el arranque del supuesto TLC va para rato, en tanto la situación económica nuestra está cada vez peor, pues la inversión extranjera no promete mucho, de hecho la maquila murió, el turismo está en veremos, se anuncia más desempleo, la inflación está creciendo a ritmo alarmante, y aunque el gobierno estima que a final del año llegue a un 13 ó 14%, se podrían romper esos pronósticos y tocar el 18 ó 19% en tanto el gobierno no tome medidas correctivas a nivel del Banco Central y realice una transformación a fondo de las instituciones públicas para hacer más eficiente el aparato estatal.
Entonces para diciembre los augurios son apocalípticos, y al pueblo lo que le quedará es “amarrarse más la faja”, con la puesta en práctica de medidas austeras en los hogares, utilizando menos el automóvil, evitar comprar a sus hijos estudiantes un teléfono celular (el cual se presta muchas veces para que los muchachillos hagan “llamadas calientes al servicio 900), ir menos a vacacionar, menos a la cantina o bar, usar menos taxi, caminar más a pie, guardar alguito del aguinaldo, para las vacas flacas de enero, y ante todo
“hacer de tripas chorizo”.
Y quienes soñaron con el cuerno de la abundancia llamado TLC, deberán esperar un poco más para ver si les pintan algunas vaquitas más bonitas y gorditas que las del Cow Parade, exhibidas desde los meses anteriores en el centro de nuestra capital. Y ya dejemos de pensar que el Tío Sam es todo, y que solo a Dios le debemos doblar rodillas para pedirle que bendiga a los países pobres y que Él nos dé siempre el pan de cada día.