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lunes, 25 de agosto de 2008

El rostro de la pobreza

M.Ba. José Antonio Li Piñar*

Es difícil olvidar el rostro de Ana Gabriela, una joven de 18 años con el llamado Mal de Wilson, al recibir una computadora de manos del Presidente. Tampoco olvido a la familia Camacho Ramírez del Yune de Turrialba, al ver culminado un proyecto productivo basado en el riego y en la producción agrícola.

Ellos forman parte de la historia del IMAS y muchos casos como estos son conocidos en detalle por nuestras (os) 10 gerentes regionales y más de 300 profesionales ejecutores en todo el país. Gracias al funcionamiento del Sistema de Información de la Población Objetivo (SIPO) que ha facilitado la identificación de los casos de pobreza, hemos llegado a conocer los rostros de los que conforman a las familias más vulnerables del país.

El SIPO fue seleccionado dentro de los 10 mejores programas de registros administrativos a nivel global, según el Banco Mundial, entidad que el pasado 10 de abril realizó la entrega del primer Premio Regional a la Innovación Estadística, actividad en la que participaron más de 150 programas provenientes de 20 países. En ella se premia a los mejores programas y actividades estadísticas útiles para el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas prioritarias en las categorías de censos, encuestas y registros administrativos.

El SIPO fue reconocido por su versatilidad para la identificación de familias en condición de pobreza, la recolección de información referente a los ingresos familiares, educación, trabajo, salud, patrimonio y vivienda, lo que facilita conocer las condiciones de vida de todas aquellas personas que se acercan al IMAS, que son referidas y a las que encontramos por medio de los barridos que realizamos en las comunidades de mayor pobreza del país. El SIPO es alimentado por trabajadores de la Institución y de otras entidades estatales que visitan a cada familia en su lugar de residencia, donde cara a cara conocemos sus realidades, carencias y necesidades.

En el IMAS damos la seguridad de que el SIPO es bien aprovechado por las y los funcionarios de la institución. Es un Sistema que se creó para la Institución, pero que a lo largo de su existencia y evolución que dio inicio en la década de 1990, ha sido fuente de información para muchas instituciones del Estado.

Este Gobierno está en proceso de diseñar un macro-sistema, basado en la información recopilada por los Asistentes Técnicos de Atención Primaria (ATAPs) de la CCSS, que integre la información de los diferentes sistemas de las instituciones del Estado, donde el SIPO será un elemento medular. No es posible juzgar, como intentan algunos, si por buena o mala visión de quien articuló el sistema, el SIPO no permite identificar población según las particularidades que requieren cada una de las instituciones, lo cierto es que las 10 Gerencias Regionales del IMAS, 35 Centros de Desarrollo Social y en las Oficinas Centrales, el SIPO se utiliza a su máxima capacidad. Esto nos ha permitido conocer el rostro de la pobreza en Costa Rica.

Más allá de lo que se pueda lograr con un sistema de información competente o “milagroso” que acabe con el flagelo que nos ocupa, debemos entender que el tema de la pobreza es más complejo y trasciende las fronteras nacionales como uno de los paradigmas de la humanidad que aún falta superar.

Rubens Ricupero, Secretario General de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) realiza un análisis de la pobreza en La crisis óptima, en la que apela a un nuevo consenso en materia de lucha contra la pobreza.

En este ámbito se expone un accionar en varios niveles: el mercado, el Estado y las mismas personas en condición de pobreza, que deben ejecutar acciones conjuntas para encontrar soluciones. De esta forma, muestra que las corrientes comerciales y financieras siguen considerándose como elementos esenciales en el combate contra la pobreza, pero que no es un único remedio.

En cuanto al papel del Estado, que expone nuestro accionar, muestra cómo las instituciones pueden contribuir en la erradicación de la pobreza, acción que en ocasiones ha fallado en resolver, por lo que los gobiernos deben saber cuándo actuar. Por último, aquellos en condiciones de pobreza deben apoyarse en las aptitudes y los valores culturales, lo que resulta mucho más importante de lo que se pensaba y nos confirma que en diversas ocasiones el ser pobre o no, es una decisión.

En la toma de esta decisión es donde instituciones como el IMAS deben influir. En el IMAS no tratamos con la pobreza como algo abstracto, sino como personas con necesidades comunes de la condición humana, con rostro y con nombres, no como cifras. De forma más precisa, son estos rostros los que nos deben ocupar, el rostro del joven que desea estudiar, la madre o padre de familia cuya habilidad le permitirá establecer su propia micro empresa o los rostros de una familia que requiere suplir sus necesidades básicas. A todos ellos dedicamos el esfuerzo para mejorar su situación, con actuaciones responsables y dirigidas.


*Presidente Ejecutivo del IMAS

AUDIO AQUI