•Para salir de la crisis
Un nuevo orden social
•Para salir de la crisis
Un nuevo orden social
Rolando Araya Monge
La crisis sacude a Costa Rica. Ante el fracaso del mercado sin controles, una vez más: “ahora, todos somos keynesianos”, y resurge la idea de elevar el gasto público y la intervención estatal para evitar la catástrofe. No obstante, el plan escudo del Gobierno usa pequeñas dádivas sociales para escudar una propuesta basada en ideas económicas fracasadas y en nefastos propósitos sobre los derechos laborales. El mundo va en otra dirección. Angela Merkel, Canciller de Alemania electa por el conservatismo radical, dice que “ahora tendremos que encarar cuestionamientos más fuertes sobre si éste es realmente el sistema económico correcto.” Y Paul Krugman, Premio Nóbel en Economía, aconseja al Presidente Obama que nacionalice la banca.
Entre los dogmas del fracasado modelo económico está el crecimiento como la única forma de disminuir la pobreza. Con esa premisa, pusieron el capital por encima del trabajo, el mercado sobre el estado, las ganancias sobre los salarios, las finanzas sobre la producción, el empresario sobre el trabajador, la inversión extranjera sobre el productor local, el consumo sobre el ahorro y la exportación sobre todo lo demás. La globalización ejerció una presión enorme para reducir el peso de los salarios en el producto y concentrar la riqueza a niveles sin precedentes. Las empresas y los ejecutivos se apropiaron de los aumentos en la productividad generados por la última revolución tecnológica. Ahora veremos una reducción de la jornada laboral a escala global (otra idea de Keynes) como forma de atenuar la crisis.
Se recuerda el efecto dinamizador del gasto estatal masivo, en la reactivación de la década de 1930, pero poco se comenta la gran reforma social que incluyó el seguro social y conquistas laborales, con tanta influencia en aquella recuperación. La economía costarricense lo verifica con el aguinaldo a fin de año.
En verdad, la magnitud del reto revela fallas en la lógica del sistema que no se subsanan con solo moralizar o humanizar al capitalismo. El cambio ha de ser mayor. Una vez más, se probará la eficacia de buscar primero el bienestar general, y obtener crecimiento económico como resultado. Sin cohesión social no hay avance posible: de camino surgirá el conflicto social, la criminalidad y otros males complicados que anulan las ventajas supuestamente logradas.
El mundo que saldrá de la crisis será diferente. Posiblemente no se regrese al Estado empresario ni al socialismo centralizado y estatista, pero sí a un orden político basado en relaciones humanas superiores, en la eliminación de la explotación, en la plenitud de la justicia social, en la reducción de la jornada laboral, en el poder del pueblo, en el bienestar del mayor número, en la recuperación de Gaia, la Madre Tierra, y en los valores del espíritu. Distribuir riqueza, educar mejor, sanear el ambiente, mejorar la salud y crear más igualdad genera prosperidad y el auge de las empresas.
El mundo se encuentra en una emergencia. Costa Rica solo podrá recuperarse con medidas para crear un nuevo orden social. Menciono algunas para perfilar la idea.
-Un plan de emergencia producto de un gran acuerdo político nacional.
-Una revolución energética: energía barata, aumento masivo de la generación eléctrica renovable para exportar y prepararse para los autos eléctricos y de pilas de hidrógeno.
-Un plan de aprovechamiento de recursos ociosos, empezando por utilizar tierras y agricultores para alcanzar el autoabastecimiento alimentario.
-Utilizar las herramientas económicas que quedan disponibles después de los TLCs para impulsar el mercado interno y las empresas locales.
-Reconstrucción del sistema ferroviario y fomento del transporte eléctrico.
-Reducir las tasas de interés y fomentar la producción sobre la especulación financiera.
-Invertir los fondos de pensiones en proyectos públicos seguros.
-Crear planes bancarios para dar suficiente capital de trabajo a las empresas.
-Aprovechar nuestras inmensas riquezas y detener el saqueo de nuestros mares.
-Una nueva generación de estímulos decentes e inteligentes para la exportación.
-Disminuir la dependencia de los mercados donde explotó la crisis con una política económica basada en el interés de la nación.
-Plan inmediato de apoyo a las Pymes y las distintas formas de economía social.
-Impulsar una política de salarios crecientes y establecer franjas salariales para reconocer las mejoras en productividad y en los beneficios empresariales.
-Reestablecer la alimentación gratuita en todos los centros educativos públicos.
-Iniciar un proceso gradual de cambios tributarios hacia los más ricos, empezando por las casas de lujo y las concesiones en las playas.
-Incluir a las organizaciones sindicales, cooperativas y solidaristas en la elaboración de los planes.
-Dar los primeros pasos en un sistema de reconocimiento salarial al trabajo doméstico.
-Que Costa Rica brille en el mundo por su sabia política de protección ecológica.
-Eliminar una gran cantidad de absurdos burocráticos que encarecen la producción.
-Iniciar una revolucionaria reforma educativa.
-Programa masivo de construcción de vivienda, con énfasis en las zonas rurales.
-Costa Rica debe apoyar la propuesta de una reducción global de la jornada laboral para redistribuir los aumentos en productividad (sin reducir salarios).
-Control de precios, especialmente en medicinas y artículos de consumo popular.
-Recorte masivo de gastos superfluos en publicidad, viajes y fiestas en todo el Estado.
-Reducción drástica de la inmoral y escandalosa cifra prevista para la deuda política.
-Un plan de emergencia para detener la criminalidad.
Costa Rica también necesita cambio y mirar el porvenir con esperanza.