¢627 MIL DESPARRAMADOS EN UNA REUNIÓN-ALMUERZOGeovanny Díaz *El 11 de noviembre de 2008 en un restaurante italiano 14 personas almorzaron plácidamente pagando una suma que habría servido para que 313 personas almorzaran un casado regular de ¢2 mil en cualquier soda. Digamos que cada plato italiano costó unos ¢45 mil, bebidas, postres y cuanto gusto se les hubiera ocurrido incluidos. Con esa suma se puede donar una de las casas temporales para los damnificados del terremoto en Cinchona y sobran cerca de ¢67 mil para comprar alimentos o alguna otra cosa de primera necesidad para estas familias que lo perdieron todo. Diez estudiantes pobres habrían tenido un paquete escolar de aproximadamente ¢60 mil, libros de texto incluidos, para iniciar el año en las aulas y no en un centro de trabajo. Podría aumentar la lista de lo que se compraría con esos ¢627 mil pero no es necesario alargar tanto esto. Es claro que en este país hay muchas personas que pagan ¢45 mil por una cena o un almuerzo y, si tienen los recursos para hacerlo, no está mal. El problema es que estos 14 almuerzos fueron pagados desde una sola cuenta. Pero no desde una cuanta privada, no. La cuenta fue saldada con el presupuesto asignado a “gastos de representación” del Gerente General del Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi), Ennio Rodríguez. Me es difícil entender cómo se puede pagar una reunión-almuerzo de tan alto costo y luego llegar a su despacho a ver cómo miles de familias pobres hacen fila solicitando créditos hipotecarios para poder tener un techo digno, para ellos, porque supongo que ninguno de los 14 comensales se dignaría a vivir en una casa de muy bajo costo como la mayoría de las casa de las familias pobres de nuestro país. No creo que en el Banhvi no haya una sala de reuniones con espacio y recursos suficientes para albergar una reunión para 14 personas. Siempre habrán excusas para despilfarrar dinero y darse gustos con plata ajena, así saben mejor, para algunos. Tengo claro que hay ocasiones que obligan a ofrecer un almuerzo de altura, por ejemplo a un presidente, a ministros, diputados extranjeros, pero entre colegas del Gobierno y dos o tres empresarios afincados en nuestro país no es procedente hacer semejante gasto con recursos provenientes de los mismos créditos hipotecarios, entregados a los pobres, o del presupuesto nacional, pagado mediante impuestos que nosotros mismos honramos diariamente. Espero que dentro de las medidas que el Gobierno ha tomado para paliar la crisis económica sea tomada en cuenta, por parte de los altos jerarcas gubernamentales, una reducción en este tipo de reuniones-almuerzos pagadas como “gastos de representación”. La faja nos la tenemos que socar todos por igual, y ustedes, los políticos, son también seres humanos iguales al resto de nosotros, aunque sientan que están por encima del resto. Lo que es bueno para el ganso es bueno para la gansa. * Periodista |