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martes, 3 de junio de 2008

Oscar Arias: 20 años de crisis alimentaria

Oscar Arias: 20 años de crisis alimentaria
Carlos Campos (*)

El 15 de mayo cumplimos 30 años de la primera huelga de campesinos por defender sus derechos productivos. Fue en Guácimo, donde se producía el 62% del maíz nacional; don Rodrigo Carazo hacía ocho días era presidente.

Algunas de las “insolentes” exigencias al Consejo Nacional de la Producción (CNP) eran: aumento en el precio del maíz, destapar la cara de la romana del lado del productor, el pago en tres días y no en quince. Las barricadas en las calles provocaron desabasto y precipitaron la negociación.

Nacía la Unión de Pequeños Agricultores del Atlántico (UPAGRA), con nuevas formas de organización y propuestas estratégicas; esto revolucionó la lucha agraria nacional y marcó el sendero que debía seguirse, pero las disputas de liderazgo y convenientes negociaciones -para algunas organizaciones- con los siguientes gobiernos pierden ese derrotero.

Con el programa PL-480 de EEUU, el país importa maíz amarillo subsidiado a pagar en 20 años y lo fortalece el gobierno de Monge con el PAE-1.

En 1986 Oscar Arias llega a la presidencia, precedido de “haber sacado a los “Ayatolas de la política”; de “la meritocracia” y del PAE-2, que urgía al país a cambiar el modelo de desarrollo.

Los maiceros se enfrentan, establecen que la soberanía alimentaria era la capacidad de abastecer las proteínas (leche, carne, huevos) y carbohidratos (granos) que requería la población; que debíamos defender y mejorar nuestra cultura productiva y advertían: acabarán primero con agricultores, luego con empleados públicos e instituciones.

El 17 de setiembre de ese año, agricultores de todo el país, liderados por UPAGRA, se movilizan a San José frente al Banco Central, donde Eduardo Lizano consolidaba el PAE-2. Queríamos que Don Oscar respondiera claramente si estaba asegurado nuestro derecho a producir.

La tarde se volvió memorable, la ciudadanía vivió en directo por televisión la respuesta que había preparado el naciente régimen: garrote y gases lacrimógenos a familias de agricultores indefensos. El caos se apoderó de la ciudad, nos refugiamos por tres días en La Catedral, hasta negociar la salida.
Hubo una condena nacional y don Oscar ensayaba el primer borrador del Memorando del Miedo, nos acusaba de terroristas y comunistas. Los compañeros de UPANACIONAL, productores de café y hortalizas, no se incorporan a la lucha y marchan en apoyo al Gobierno.

En estas circunstancias y con el respaldo de la Iglesia nace la “agricultura de cambio”, un firme paso para desmantelar la estructura del aparato productivo base de la democracia económica.

Surge la Unión Nacional del Sector Agropecuario (UNSA), una alianza entre campesinos y la oligarquía agraria, de la que se separa nuevamente UPANACIONAL.

Oscar Arias tiene que enfrentar, asumir y corregir sus errores del pasado, la seguridad alimentaria y la paz social del país penden de ello.

Bajo las consignas: “FMI fuera de aquí”; “No comemos flores, comemos frijoles”, nos lanzamos en 1988 a la más fuerte movilización agraria nunca organizada para enfrentar las tesis neoliberales. El país sufrió bloqueos, en Guácimo más de cinco mil resistimos ocho días, pero hay que reconocer que el éxito del Régimen es tener respaldo de la prensa y un movimiento social silencioso.

Estábamos solos; mientras sosteníamos que era un suicidio no producir nuestra comida, Arias arengaba: “En San José, en una fábrica de chips de computadoras, ganarían en un mes lo que en un año produciendo maíz”, y por la prensa: “Ruego a la Virgen de Los Ángeles que ninguno de mis hijos nunca sea un agricultor”. Don Oscar ve importante tener peones calificados e inversión extranjera, no así un empresariado nacional fortalecido y competitivo.

Mandó cerrar la Planta de maíz de La Rita, todavía la debemos. Los recursos para producir alimentos se usaron para pagar Certificados de Abono Tributario (CATs) y ampliar el proyecto bananero; los agricultores pasaron a ser peones donde eran dueños, el CNP se desmanteló; el sector agropecuario con un candado chino; el PL-480 obligaba a importar el maíz amarillo, DEMASA importaba el blanco.

Hoy, 20 años después, la jarana sale a la cara; con demagogia y populismo no reconstruirán la cultura productiva y la infraestructura perdida; ya está en juego la soberanía alimentaria agroindustrial, eso es delicado.

El péndulo no perdona, viene de vuelta: Oscar Arias tiene que enfrentar, asumir y corregir sus errores del pasado, la seguridad alimentaria y la paz social del país penden de ello.

*Agroempresario y dirigente agrario

AUDIO AQUI