El implacable Cronos, dios del tiempo, se dignó hacerme algunas reflexiones, que comparto con ustedes.Cuando el TSE decidió que televisoras y radioemisoras no podían hacer descuentos ni bonificaciones -como sí lo hacen con la empresa privada-, sin que fueran consideradas “contribuciones electorales”, no solo ató más a los partidos, sino que convirtió a esta en la campaña electoral más cara de la historia, en beneficio de los medios de comunicación electrónicos.
Como si la deuda política no hubiera nacido para sacar de manos de los banqueros que se reunían en el Club Unión la escogencia de presidentes (además de quitarle el peso a los empleados públicos a quienes les rebajaban de su sueldo una contribución forzosa), ahora resultó que volvimos a las mismas. Los partidos reciben bonos, van a los bancos y estos, pretextando las encuestas, solo descuentan una parte en bonos de calidad A -yendo a la segura por partida doble. Como se acabó la diferencia entre banca pública y privada, de los banqueros depende, al fin de cuentas, que un partido tenga o no financiación. Tanta vuelta para volver otra vez a las manos de los banqueros.
Con una campaña carísima, más dependientes estarán los partidos y más claramente la democracia tica en lo electoral, deviene una democracia plutocrática y, en lo político, una democracia delegativa. Lo cual se sostiene solo porque muchos ticos están como algunos animales domésticos: jodidos pero contentos.
Las estrategias de campaña difícilmente cambiarán. Otto Guevara pintó el cuadrilátero, Laura Chinchilla se metió en él y a don Ottón no le queda más que entrar o quedarse fuera. Y, cualquiera que sea el tema discutido, siempre será un ataque el gobierno de Arias y, por ahí, contra Laura. Cada defensa suya es una nueva oportunidad para golpearla, tanto por Otto como por Ottón, si se pone listo. De manera interesante, Guevara comienza a atraerse simpatías no solo en los estratos bajos, sino en los altos. Estos, que temen a Solís, lo ven en pleno crecimiento y no tan cuestionado y endeble como Arias-Chinchilla, sin que les represente el menor peligro. Amplio es el campo donde debe arar Solís, bien y rápido, para no quedar anclado en su vergel.
No creáis en porcentajes, me dijo Cronos. El de Chinchilla es tan fluido como el de los demás. El voto se decidirá en las urnas, no en las encuestas. Estas ya sirivieron para condicionar la financiación, pero nada más. Nadie cree en ellas. Además, esta vez se tenderá a votar mucho “en contra de” y en un ambiente de “no lo contés”. Nadie tiene seguro nada y tendrá que ganarlo en la urna. Si hay segunda vuelta, se puede presumir quién perderá y la crisis del sistema de partidos y del régimen electoral entrará en su fase culminante.