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viernes, 30 de octubre de 2009

La maldición de los puentes y carreteras de Costa Rica



Es una maldición para la cual el país no ha logrado la contra, ni el antídoto. ¿Pero será esta la verdadera maldición?

Un país con excelentes ingenieros civiles, geotecnistas, hidrólogos, geólogos e ingenieros hidráulicos y estructurales, tiene las peores carreteras y puentes (del señalamiento vial, drenajes, estabilidad de cortes y rellenos, seguridad y educación vial ni hablemos!) de Centroamérica y de buena parte del resto del mundo también ¿Difícil de creer? Bueno, pues vaya a darse un paseíto por el país y luego hablamos…

Pero para economizarle el tiempo de decidir su recorrido, le propongo pensar en echarle una miradita a nuestra ansiada carretera a Caldera, la cual tiene puentes de solo dos vías... Considere también que hasta las modelos porno de uno de nuestros diarios-tabloides populares perdieron la paciencia y decidieron ir a ayudar a arreglar la célebre “platina” de la “autopista” General Cañas (a cuyo ingeniero debieron darle la medalla del zapallo blanco). Es fácil recordar que nuestras flamantes vías asfaltadas no duran un año entero, sobre todo desde la invención del tristemente célebre TS (i.e. Dícese de la película milimétrica, llamada también “tratamiento superficial” y que con un aspecto a carretera nueva, antes de que el primer carro o camión que le pasan por encima, nos engañan el MOPT y las municipalidades de manera recurrente). ¿Y la Braulio Carrillo, la Panamericana de Peñas Blancas a Paso Canoas…? ¿Quieren seguir?

El caso del puente de sobre el río Tárcoles, en la Carretera Nacional No. 137 (suena lindo y a país desarrollado citar una de nuestras carreteras por su número ¿no es cierto?) es apena la punta del iceberg ¿Y los muertos, heridos y el trauma que heredamos los sobrevivientes, presenciales o no? Bueno, pues eso no importa, pues tenemos minstr@s de lujo en este Gobierno y el Presidente los seguirá apoyando, independientemente de los llamados a la cordura de miles de voces que piden rendición de cuentas.

Ese puente estaba deteriorado desde hace mucho tiempo, o sea, desde hace muchos ministros de transportes. Yo he pasado por ese puente muchas veces, obligado por mi trabajo y por supuesto empujado por mi propia irresponsabilidad hacia mi familia, pues me he jugado la vida todas y cada una de esas veces, auto-justificándome en no tener que dar la vuelta, mucho más larga, por Puriscal o por Orotina, sobre todo después de arduas jornadas de trabajo de campo como geólogo. Durante los años 90 pasé por ese puente no menos de 30 veces y en cada una de ellas hice bajar a mis acompañantes del vehículo 4X4, incluido al chofer institucional, para que pasaran a pie y solo yo en el carro, manejándolo. Ya en ese momento daba pánico solamente verlo. Curiosamente esa no fue nunca la reacción de l@s ministr@s de transportes que lo vieron (¿o no se tomaron la molestia de verlo?)…¿Por qué? ¿Porque son más valientes que yo? Sin duda alguna, comenzando por aceptar cargos sin tener la capacidad de enfrentarse a sus retos y responsabilidades.

¿Y de la plata para hacer las cosas bien o reparar las malas? ¿Cómo pueden tener el coraje de decir que no había recursos? ¿Cómo fue tomada, en su lugar, la absurda decisión de construir un absurdo estadio, absurdamente chino? ¡Ah… ya veo… para hacer la próxima ceremonia de traspaso de poderes y aprovechar para ponerle la plaquita, por el heroico esfuerzo de haberlo hecho en el lugar, en el país y en el momento equivocados ¡Cien millones de dólares! ¿Cuántos puentes buenos o cuántas reparaciones de caminos pueden hacerse con esa plata? ¿Explíquenme cómo se toman las decisiones sobre las prioridades nacionales? ¡Si es con un dibujito… pues mejor!

Todos, absolutamente todos son responsables de la tragedia, incluida por supuesto la Ministra actual. Todos, absolutamente todos deberían ser llamados a rendir cuentas por estas y todas las ridículas tragedias en las que nos meten, y que posiblemente nos seguirán metiendo.

No vengan ahora a echarle la culpa al chofer del bus. Eso sería sacudirse cobardemente la responsabilidad encima de un chivo expiatorio. Señor@s ministr@s: ¡Son ustedes los responsables!

Estamos en manos de nadie...pero sobre todo de los incompetentes, de los indolentes y muy particularmente de los cínicos que, después de la tragedia, luego de hacer nada y disfrutar de un concierto musical, van a visitar a los sobrevivientes y a los parientes de los muertos. Y luego también de l@s que reparten besos en las campañas electorales.

Piensen bien cómo van a votar en las próximas elecciones.

La Revolución de la Conciencia Rolando Araya Monge



Al analizar lo que sucede en el país, ciertamente encontramos un alto grado de violencia que se expresa en criminalidad, agresiones, abusos, maltrato, drogas, etc. Cada día somos testigos de cómo se ahondan los problemas sociales. Es un hecho que la desigualdad y la pobreza superan muchísimo las cifras reconocidas por el gobierno.

El mayor problema económico es que gastamos  más de lo que ganamos: nuestro país compra en el exterior mucho más de lo que vende: el déficit aumenta y mientras la riqueza se concentra en pocas manos, el Gobierno está anémico. Hay desequilibrios por todas partes.

Además, nos hallamos ante una crisis política, y una pérdida de confianza de los ciudadanos. Se ha creado un extraño engendro institucional, que cambió  el equilibrio de poderes: la extrema judicialización de la política ha cedido el poder a la Sala Institucional.

Existe otro problema de fondo: la crisis moral y emocional que subyace en el libre mercado. El costarricense se ha desmotivado, y  muchos, prefieren huir hacia el televisor o la computadora  para esquivar los problemas reales. Esto produce un estado de ánimo colectivo que genera condiciones para la quiebra de las bases morales que sostienen la sociedad solidaria.

Y todo está conectado, la corrupción, la criminalidad y las drogas están vinculadas a esta matriz de hundimiento emocional. Vivimos un estado de silenciosa desesperación, y nos vemos tentados a anestesiarlo  con la realidad virtual que nos permite vivir la tecnología.

El mal se propaga como un cáncer, para llegar al nivel de delincuencia que tenemos, es necesario un alto grado de corrupción en la sociedad. No habrían ladrones que roben cable eléctrico, si no hay "honrados" que se lo compren. Hay una trama en la sociedad que conecta la corrupción con la delincuencia y la impunidad. Inclusive la policía y el poder judicial están siendo penetrados por el narcotráfico.

Esto no es fácil, y me parece una burla andar diciendo que los problemas los vamos a arreglar de arriba para abajo con medidas desde el Gobierno. ¿Cuál Gobierno? Si el que tenemos está paralítico y solamente les ha servido para sustentar negocios privados de grandes personajes políticos, y  para legitimar los actos de corrupción.

Por todo lo anterior, considero que el primer paso que debemos dar es acometer el problema ético que vive esta sociedad y recuperar la ética del bien común, la ética de la vida. Iniciar una campaña para levantar el espíritu nacional, producir un despertar, salir del sonambulismo. A esto lo llamamos la Revolución de la Conciencia. Por ahí debe empezarse, con una cruzada, algo así como una catarsis, una limpieza espiritual, una campaña en todos los medios de comunicación, en las escuelas, los colegios, las universidades, las empresas, las iglesias, las organizaciones sociales, las comunidades, en todas partes.

Necesitamos rescatar los valores mínimos de la convivencia: respeto, diligencia, cooperación, mejoramiento constante, responsabilidad. El espíritu humano cambia con el arte, la música, el canto, la danza, el contacto con la naturaleza, con la oración, la meditación, y muchas maneras de producir más conciencia. Así, ponemos de pie a Costa Rica y entonces, y sólo entonces, podremos emprender el camino para resolver los problemas políticos, sociales y económicos. Todo lo demás es engaño. Es pintar las vigas para ocultar que están podridas.

Y el primer paso lo debemos dar ahora mismo. No huyamos de nosotros mismos, hacia el tele o la enajenación. Esto es tarea de todos. Lo primero es divulgar estas ideas, compartirlas y procurar que los electores no se dejen engañar por propaganda barata que sólo logra mantener las ideas y actitudes que perpetúan la agonía. Sólo hay soluciones de adentro para afuera, de abajo para arriba. La realidad es un reflejo de nuestros actos, sí, nuestros actos, los tuyos y los míos.

La realidad no es otra cosa que una cristalización de nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestras  palabras, nuestras decisiones, es la evidencia de lo que hacemos. Si queremos cambiar la realidad, es preciso cambiar nuestras ideas, nuestra conciencia. Debe darse una nueva orientación social, un apoyo a un nuevo rumbo, un cambio, un despertar de la conciencia nacional, capaz de generar nuevas ideas sobre cómo ser más eficientes en lo económico y más justos en la distribución de los ingresos.

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