28 de junio de 2009
Querido compañero Manuel Zelaya, único y digno presidente constitucional de Honduras:
Con profunda indignación se han estremecido nuestras cinco celdas ante la brutal acción golpista en su patria, reminiscente de un pasado aún fresco en la memoria histórica centroamericana.
Pareciera que el siniestro esquema fracasado en Caracas y aplicado luego con éxito en Haití busca ahora, con su ensayo en Mesoamérica, revertir la inevitable tendencia histórica de nuestros pueblos hacia la superación de sus esquemas neocoloniales. Hoy toca al pueblo de Honduras, bajo su digna conducción y en una América que ya no es la misma, el honroso reto de sepultar para siempre al gorilismo, como instrumento de trasnochadas oligarquías reaccionarias para las que patria es sinónimo de mezquinos privilegios.
Como usted, conocemos por experiencia propia de la brutalidad del despertar bajo asalto armado, de la extracción a medio vestir de nuestros hogares, de la mezquindad de usar el poder judicial para justificar el crimen, del empleo de la amenaza para exigir la claudicación, y del más descarnado uso de la mentira en función de perversos fines.
Conocemos también del ánimo que infunden la oportuna expresión combativa de una hija, o la incondicional adhesión de la familia, o el clamor de la solidaridad universal, o el cariño incomparable de todo un pueblo.
Identificados con su postura digna, reflejo de su superioridad moral sobre los usurpadores, le extendemos, desde las prisiones imperiales que en 10 años no han podido encerrar nunca nuestra dignidad de revolucionarios cubanos, las expresiones de nuestro incondicional apoyo y la seguridad de que su pueblo, armado de su decencia y de su amor a la justicia, también vencerá.
Un fuerte abrazo de los Cinco.
Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René